miércoles, 4 de mayo de 2016

EL MARQUÉS DE HELICHE Y VELÁZQUEZ

La pintura del siglo XVII es una de las aportaciones al arte más importante de España. Determinada no solo por la calidad y aparición de artistas, sino también porque tuvo una identidad propia que la distinguió del resto de escuelas europeas. Resulta ser una escuela importante pero que se conoció de manera más tardía si la comparamos con el marco italiano.

El arte español fue desconocido debido en gran parte al aislamiento español del resto de Europa, donde las principales escuelas del arte barroco serán las de Madrid, Sevilla y Valencia.

En España, el barroco supone el momento culmen de la actividad pictórica, destacando sobre un magnífico plantel de pintores, la genialidad y maestría de Diego Velázquez, Mazo, Francisco de Zurbarán…

El periodo fue conocido como Siglo de Oro, como muestra de la gran cantidad de importantes figuras que trabajaron, a pesar de la crisis económica que sufría el país.

Al tratar del coleccionismo en la época de Velázquez surge muy frecuentemente la referencia al marqués de Heliche, coleccionista de los más famosos de nuestro siglo XVII, tanto por la cantidad, como por la calidad y variedad de sus colecciones. Aunque es personaje conocido y sobre todo, característico de la "buena y la mala vida" en la España de Felipe IV, su biografía, atractiva tanto desde el punto de vista personal como político e histórico-artístico, no ha sido abordada, que sepamos, como conjunto. No obstante, es personaje frecuentemente citado por todos aquellos que nos dedicamos a la pintura, las colecciones o el espectáculo del siglo XVIII

Heliche cobró especial relevancia al descubrirse el inventario de su colección de 1651-2, que le hacía poseedor, a los 21 años, de la Venus del Espejo de Velázquez y por tanto, cliente de calidad dentro del género mitológico. Heliche es uno de los representantes más característicos del coleccionismo español, modélico en su trayectoria, primero por sus cargos en la Corte (especialmente el de Alcaide del Buen Retiro, que lo relacionaba directamente con pintores y escultores para el montaje de las obras escénicas de su famoso coliseo) y después por sus destinos en Italia (primero embajador en Roma y luego virrey de Nápoles), que le permitieron disfrutar de los puestos más importantes para desarrollarse como coleccionista y amante del arte

La Venus del espejo  no fue un encargo real, sino particular del Marqués de Heliche. Fue una de las personalidades más importantes del reinado de Felipe IV. Vemos una necesidad de buscar temas justificados en la mitología para poder representar desnudos femeninos. Entre las colecciones de la corte de Felipe IV figuraba <<Una mujer desnuda tendida sobre un paño pintada de espaldas, recostada sobre el brazo derecho mirándose en un espejo que le tiene un niño, de la mano de Velázquez>> . Muchos textos como en las pinturas mitológicas de Velázquez por Javier Portús Pérez dicen que este cuadro fue realizado en el segundo viaje a Italia, pero como bien lo describe la Dra López Torrijos, la obra figuraba en un inventario del marqués de Carpio y Heliche, fechado el 1 de junio de 1651, y que Velázquez regresase a España de su segundo viaje a Italia, ese mismo año, en  el mes de julio, indica más bien que la obra fue realizada con anterioridad a su partida, es decir, antes de noviembre de 1648. 


Los elementos de la narración pictórica son muy reducidos: Una mujer desnuda, vuelta de espaldas y tumbada en un lecho se mira a un espejo que le sostiene un cupidillo. Un Cupido que no se limita a sostener solo el espejo, sino que, descansando sobre él, parece también reflexionar ante la belleza, con cuya imagen está unido simbólicamente por el lazo que va del espejo a sus manos. En cuanto al espacio, en el que aparece la diosa, cabe destacar el gran cortinaje de fondo y los paños que cubren el lecho, por debajo y por delante de Venus. El espejo refleja vagamente el rostro de la joven, y sobre él aparecen unas cintas que antes ataban las manos del niño y que, así desatadas, se ha dicho que simbolizan la consumación del amor. En este sentido podríamos traer a la memoria a Marte, amante de Venus, y recordar que Velázquez lo representó también en el lecho. Es interesante el papel que juega en este caso el espejo, por un lado el rostro que aparece no se asocia con ella ya que no es un rostro muy idealizado sino que más bien un rostro, siguiendo pautas iconográficas, vulgar. Un rostro que muestra en la Venus una actitud meditativa y no autocomplaciente. Además el artista juega con el reflejo y lo reflejado.


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The seventeenth-century painting is one of the most important contributions to the art of Spain. Determined not only by the quality and appearance of artists, but also because it had an identity that distinguished it from other European schools. It turns out to be an important school but was known more belatedly when compared with the Italian framework.

The Spanish art was largely unknown due to the Spanish isolation from the rest of Europe, where the major schools of Baroque art will be to Madrid, Seville and Valencia.

In Spain, the baroque marks the climax of the pictorial activity, emphasizing on a magnificent campus of painters, genius and mastery of Diego Velázquez, Mazo, Francisco de Zurbaran ...

The period was known as the Golden Age, as shown by the large number of important figures who worked despite the economic crisis suffered by the country.

In trying collectors at the time of Velázquez reference to the Marquis of Heliche, the most famous collector of our seventeenth century, both the quantity and the quality and variety of its collections it arises very often. Although it is known and especially characteristic of the character "good and bad life" in the Spain of Philip IV, his biography, attractive both from a personal point of view as political and historical-artistic, not been addressed, we know as a whole. However, it is character often cited by those who are dedicated to painting, collections or show eighteenth century

Heliche gained special relevance to discover the inventory of his collection of 1651-2, which made him possessor, at age 21, the Rokeby Venus by Velazquez and therefore quality customer within the mythological genre. Heliche is one of the most characteristic representatives of the Spanish, exemplary collecting in his career, first for his charges in court (especially the Alcaide del Buen Retiro, which related directly to painters and sculptors for mounting the stage works of his famous Coliseum) and then for their destinations in Italy (first ambassador to Rome and then viceroy of Naples), which allowed him to enjoy the most important positions to develop as a collector and art lover





The Rokeby Venus was not a real, but especially custom Marqués de Heliche. It was one of the most important personalities of the reign of Felipe IV. We see a need to search for topics justified in mythology to represent female nudes. Among the collections of the court of Philip IV included << A naked woman lying on a cloth painted on his back, lying on his right arm looking in a mirror that has a child, by the hand of Velazquez >>. Many texts and mythological paintings by Velázquez by Javier Portús Pérez I say this painting was made on the second trip to Italy, but as well as describes Dr. López Torrijos, the work included in an inventory of the Marquis de Carpio and Heliche, dated on June 1, 1651, and Velázquez regresase to Spain from his second trip to Italy that year, in July, rather indicates that the work was done prior to his departure, ie before November 1648. the pictorial narrative elements are very small: a naked woman, her back turned and lying on a bed looking at a mirror that holds a cupidillo. A Cupid is not limited to holding only the mirror, but resting on it, also it seems to reflect the beauty, whose image is symbolically united by the bond that will mirror his hands. In space, in which the goddess appears, include the large drapery background and cloths covering the bed, below and ahead of Venus. The mirror reflects the face vaguely young, and he tied ribbons before the child's hands and, thus unleashed, it has been said to symbolize the consummation of love appear. In this sense we could bring to mind to Mars, Venus lover, and remember that Velázquez also represented in the bed. It is interesting role in this case the mirror on one side face that appears is not associated with it since it is not a very idealized face but rather a face, following iconographic, vulgar guidelines. A face showing Venus in a meditative and not complacent attitude. Furthermore the author plays with the reflection and reflected

Ana Gago Cortina

BIBLIOGRAFÍA:

La mitología en la pintura española del siglo de Oro, Rosa Lopez Torrijos.
Coleccionismo en la época de Velázquez: El Marqués de Heliche. Rosa López Torrijos.
Arte y Mito. Miguel Ángel Elvira Barba


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