domingo, 1 de mayo de 2016

LAS POESIAS DE TIZIANO EN LA CORTE DEL SIGLO XVI

Los cuadros reunidos por el rey Felipe II forman uno de los conjuntos esenciales de las colecciones. Desde sus viajes juveniles a los Países Bajos, el hijo del emperador Carlos V desa-rrolló una profunda atracción por la pintura que solo terminó con su muerte a fines del siglo XVI y que comprendía obras tanto de la escuela italiana, fundamentalmente Tiziano, como de la flamenca, sobre todo Van der Weyden, Patinir y El Bosco, y la española, especialmente los retratos de Alonso Sánchez Coello y la pintura religiosa de Navarrete el Mudo. 
Junto a esta afición por el coleccionismo de pintura, el rey desa¬rrolló una no menos intensa pasión por la arquitectura, lo que le llevó no solo a ampliar y terminar algunas de las obras emprendidas por su padre, como los palacios de El Pardo o Valsaín y el Real Alcázar de Madrid, sino a grandiosas obras de nueva planta, destacando entre todas el monasterio de El Escorial, su lugar favorito. Fue para estos edificios, principalmente el Alcázar, El Pardo y El Escorial, para los que reunió una de las principales colecciones de pintura del siglo XVI. La actitud de Felipe II ante la pintura difería mucho de la de su padre. 
Mientras éste no fue nunca un auténtico aficionado ni coleccionista y solo veía en el arte una forma de estimular su piedad religiosa o un medio de conmemorar su gloria o la de la dinastía de los Habsburgo, Felipe, además de estas funciones, amaba la pintura por sí misma y no dudó en albergar en sus palacios, junto a obras de tipo religioso y retratos, una buena cantidad de cuadros de temas profanos, mitológicos e históricos, como, por ejemplo, las poesie de Tiziano, de las que el Prado conserva en la actualidad dos, Dánae recibiendo la lluvia de oro y Venus y Adonis.
Las primeras poesías que recibió el príncipe Felipe fueron Dánae (1553, The Wellington Collection) y Venus y Adonis (1554, Museo del Prado, P422), versiones de otras anteriores, pero revestidas del prestigio de su propietario, y que se convirtieron a su vez en modelos para múltiples réplicas como Dánae recibiendo la lluvia de oro (1560-65, Museo del Prado, P425).



Dánae ilustra el momento en que Júpiter la posee en forma de lluvia de oro. Tiziano pintó la primera Dánae en Roma en 1544-45 para el cardenal Alessandro Farnese y aludía a los amores del cardenal con una cortesana. Esta Dánae fue modelo para la de Felipe II, donde Cupido fue sustituido por una anciana celadora, cuya inclusión enriquece la pintura al brindar sofisticados contrapposti: juventud frente a vejez; belleza frente a fealdad; figura desnuda frente a vestida.

Felipe II recibió la obra que ahora se conserva en la colección Wellington en 1553 y permaneció en la colección real española, primero en el Alcázar y después en el Buen Retiro, hasta que, tras la Guerra de la Independencia, Fernando VII se la regaló al duque de Wellington. Su tamaño original era similar al de Venus y Adonis, pero a finales del siglo XVIII se eliminó el tercio superior por razones de conservación. Descripciones antiguas y una copia flamenca, revelan que en ese tercio superior se incluía el rostro de Júpiter y un águila con los rayos, atributos del dios.

Años más tarde, en 1565, Tiziano pintó la Dánae que se conserva en el Prado con una factura más deshecha y una extraordinaria calidad. El responsable de su llegada a España fue Velázquez, a quien en 1634 Jerónimo de Villanueva abonó mil ducados por dieciocho pinturas para el adorno del Buen Retiro, entre las que figuraba la Dánae de Tiziano. Por otro documento sin fechar, que recoge la entrega material de las pinturas por parte de Villanueva, sabemos que esta Dánae poseía un formato apaisado, muy distinto al prácticamente cuadrangular de la pintada para Felipe II. Parece plausible que Velázquez adquiriese la Dánae en su primer viaje a Italia (1629-31); de hecho, el lote de obras vendidas en 1634 incluía varias propias que fueron pintadas entonces, como La túnica de José (Monasterio del Escorial) o la Fragua de Vulcano (Museo del Prad).

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The paintings assembled by King Philip II form one of the key sets of collections. From his youthful trips to the Netherlands, the son of Emperor Charles V devel oped a deep-attraction to the painting that only ended with his death in the late sixteenth century and works comprising both Italian School, mainly Titian, ¬como Flemish, especially Van der Weyden, Patinir and Bosch, and Spanish, especially the portraits of Alonso Sanchez ¬Coello and religious painting Navarrete el Mudo.
Along with this penchant for collecting painting, King desa¬rrolló no less intense passion for architecture, which led him not only to expand and complete some of the work undertaken by his father, as the palaces of El Pardo or Valsaín and the Royal Alcazar of Madrid, but great new works, emphasizing among all the monastery of El Escorial, his favorite place. It was for these buildings, mainly the Alcázar, El Pardo and El Escorial, for those who met one of the major collections of paintings of the sixteenth century. The attitude of Felipe II before the painting was very different from his father.
While this was never a true fan or collector and only saw in art a way of promoting their religious piety or a means of commemorating his glory or the Habsburg dynasty, Felipe, in addition to these functions, he loved painting herself and did not hesitate to hold in their palaces, alongside works of religious and portraits, a good deal of paintings of profane, mythological and historical, for example, issues the poesie of Titian, of which the Prado kept in currently two Danae receiving the golden rain and Venus and Adonis.
The first poems he received Prince Philip were Danae (1553, The Wellington Collection) and Venus and Adonis (1554, Museo del Prado, P422), versions of earlier, but covered the prestige of its owner, and that became his once models for multiple replicas as Danae receiving the golden rain (1560-65, Museo del Prado, P425).


Danae illustrates the time Jupiter has shaped golden rain. Titian painted the first Danae in Rome in 1544-1545 for Cardinal Alessandro Farnese and referred to Cardinal loves with a courtesan. This Danae was a model for Philip II, where Cupid was replaced by an elderly matron, whose inclusion enriches painting by providing sophisticated contrapposti: youth versus old age; beauty versus ugliness; front nude figure dressed.

Felipe II received the work now preserved in the Wellington collection in 1553 and remained in the Spanish royal collection, first in the Alcázar and then the Buen Retiro until after the War of Independence, Fernando VII gave it to Duke of Wellington. Its original size was similar to that of Venus and Adonis, but in the late eighteenth century the upper third was removed for conservation reasons. ancient descriptions and a Flemish copy, reveal that the face of Jupiter and eagle rays, god attributes included in the upper third.

Years later, in 1565, Titian painted Danae preserved in the Prado with a rumpled bill and outstanding quality. Responsible arrival in Spain was Velázquez, who in 1634 Jeronimo de Villanueva paid eighteen thousand ducats motif paintings for the Buen Retiro, which included Titian's Danae. On the other undated document, which includes the physical delivery of the paintings by Villanueva, we know that this Danae had a landscape format, very different from virtually homer painted for Philip II. It seems plausible that Velazquez acquired the Danae on his first trip to Italy (1629-1631); in fact, the batch of works sold in 1634 included several own which were then painted as Joseph's coat (Escorial Monastery) or the Forge of Vulcan (Museo del Prad)

Ana Gago Cortina

Bibliografía consultada: Biblioteca del Museo del Prado.

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